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A medida que aumenta el número de sobrevivientes de cáncer, el temor a la recidiva del cáncer se ha convertido en un problema clínico creciente. Nuevos hallazgos indican que esto puede ser diferente a la depresión y la angustia.[1]

El temor a la recidiva del cáncer puede ser prolongado y afectar negativamente la calidad de vida, el uso de servicios asistenciales y el cumplimiento de las recomendaciones de seguimiento. Recientemente se ha definido como «temor, preocupación o inquietud en torno a la posibilidad de que se vuelva a presentar o progrese». Puede ser un problema tanto para pacientes con enfermedad curable que temen que su cáncer experimente recidiva como para los que tienen enfermedad avanzada y que temen a la progresión, explica la autora principal Sara Reed, Ph. D., maestra en trabajo social, maestra en salud pública, de la University of Illinois en Chicago, Estados Unidos.

El riesgo moderado a alto de temor a la recidiva del cáncer fluctúa de 22% a 87% entre los sobrevivientes de cáncer. «El rango de prevalencia es muy amplio en los estudios, debido a las diferentes definiciones del temor a la recidiva del cáncer», explicó.

Reed presentó su conferencia en el Cancer Survivorship Symposium (CSS) 2018: Advancing Care and Research.

Expuso los resultados de un nuevo estudio que demostró que los pacientes que referían síntomas de depresión o angustia psicológica no tenían un riesgo significativamente mayor de presentar temor a la recidiva del cáncer, alto o bajo, en comparación con pacientes que no tenían temor a la recidiva del cáncer.

«Este es el primer estudio, a nuestro entender, en proporcionar estimaciones basadas en la población estadounidense sobre los factores que predicen un temor bajo y alto al cáncer», dijo. Hizo notar que la literatura actual sobre el temor a la recidiva del cáncer es escasa.

«Pero se necesita más investigación para diferenciar más claramente el temor a la recidiva del cáncer de otros constructos y, específicamente, los trastornos de ansiedad, al igual que para identificar los grados clínicamente importantes del temor a la recidiva del cáncer a fin de atender mejor a sobrevivientes de cáncer que tienen las máximas necesidades», explicó Reed.
Se identifica a pacientes con riesgo

El presente estudio se centró en torno a la falta de estimaciones sólidas sobre la prevalencia del temor a la recidiva del cáncer. Reed y sus colaboradores también querían describir el temor a la recidiva del cáncer y evaluar sus relaciones con los resultados en medidas validadas del estado de salud mental en una muestra basada en la población estadounidense de sobrevivientes de cáncer después de tratamiento.

Los autores utilizaron el Suplemento Experiencias con la Supervivencia tras el Cáncer de la Medical Expenditure Panel Survey (MEPS), que es una encuesta a nivel nacional realizada por la Agency for Healthcare Research and Quality, para identificar a los sobrevivientes que incluirían en su estudio. La MEPS, a través de entrevistas en persona, reúne datos exhaustivos sobre la utilización de atención a la salud y gastos. En colaboración con otros grupos, como la American Cancer Society, se formuló un cuestionario dirigido a sobrevivientes de cáncer.

En una cohorte de 1.032 sobrevivientes, los autores evaluaron características sociodemográficas, de salud y de salud mental de sobrevivientes de cáncer según su nivel de temor a la recidiva del cáncer (nulo, bajo, alto). Utilizaron estimaciones basadas en la población ponderadas para la encuesta y describieron la prevalencia de variables clave.

Todos los pacientes de la cohorte habían completado el tratamiento activo para diversos tipos de cáncer, y ninguno de los participantes había tenido una recidiva cuando se realizó la encuesta.

Dentro de este grupo, 34% (n = 358) reportó temor a la recidiva del cáncer nulo, 54% (n = 547) reportó temor a la recidiva del cáncer bajo y 11% (n = 127) reportó temor a la recidiva del cáncer alto.

No hubo relaciones significativas entre los síntomas de depresión y la angustia psicológica tanto para los grupos con temor a la recidiva del cáncer bajo como para aquellos con temor a la recidiva del cáncer alto.

Los autores también utilizaron el Resumen del Componente Mental (MCS) de la Encuesta de la Salud de Formato Breve de 12 ítems para medir la salud mental general. En esta encuesta, la puntuación fluctúa de 0 a 100 en la que 0 indica el nivel más bajo de salud y 100 indica el nivel más alto de salud. Los sobrevivientes tuvieron un riesgo incrementado de comunicar un temor a la recidiva del cáncer alto que un temor a la recidiva del cáncer nulo si tenían una puntuación baja (≤ 48) frente a una puntuación alta (odds ratio: 2,89; IC 95%: 1,58 – 5,32).

Reed y su equipo también investigaron las características específicas de los sobrevivientes que pueden aumentar el riesgo de temor a la recidiva del cáncer. Las características que se relacionaron con un temor a la recidiva del cáncer bajo o un temor a la recidiva del cáncer alto, en comparación con un temor a la recidiva del cáncer nulo, fueron un diagnóstico de cáncer en los últimos 1 a 5 años (OR para temor a la recidiva del cáncer bajo: 1,63; OR para temor a la recidiva del cáncer alto: 1,95), en comparación con un diagnóstico de cáncer documentado más de 5 años antes; el reporte de un estado de salud «bueno» (OR para temor a la recidiva del cáncer bajo: 1,49; OR para temor a la recidiva del cáncer alto: 1,34), en comparación con el reporte de un estado de salud muy bueno o excelente; y el reporte de efectos tardíos o a largo plazo (OR para temor a la recidiva del cáncer bajo: 1,69; OR para temor a la recidiva del cáncer alto: 4,22).

Las personas hispanoamericanas y sobrevivientes con 12 años de escolaridad también tuvieron menos riesgo de temor a la recidiva del cáncer.
Persisten las interrogantes

En un comentario sobre el artículo, Christopher J. Recklitis, Ph. D., maestro en salud pública, director de investigación, del Perini Family Survivors’ Center, en el Dana-Farber Cancer Institute, en Boston, Estados Unidos, comentó que esta investigación «nos ayuda de muchas maneras».

En primer lugar, es un estudio basado en una población numerosa e incluye muchos diagnósticos. «Hasta ahora, gran parte de la investigación en este campo se ha realizado en el cáncer de mama», dijo. «Debido a su diseño, este estudio proporciona nueva información sobre el temor a la recidiva del cáncer».

Recklitis puntualizó que estos resultados «tranquilizan mucho, ya que pocas personas comunicaron temor a la recidiva muy frecuente. Y también no está relacionado con trastornos mentales graves o depresión».

Sin embargo, estos datos plantean interrogantes adicionales.

«Una de las interrogantes importantes es que no sabemos qué tanto los sobrevivientes quedan molestos o alterados por el temor a la recidiva del cáncer», dijo. «La MEPS carece de una medida de esto».

También se desconoce si el temor a la recidiva del cáncer es un signo de ansiedad en general, pues la MEPS también carece de una medida de ansiedad.

Otra cuestión que debe abordarse es si el temor a la recidiva del cáncer está vinculado a las conductas relacionadas con la salud y la utilización de servicios de salud. «¿Promueve las conductas positivas, como acudir a su mamografía, o los cambios en el estilo de vida?», señaló. «¿O están temerosas de no hacer cosas positivas por su salud?»

Reed y Recklitis han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Fuente: https://espanol.medscape.com